sábado, 13 de octubre de 2012

Cinco.

Soy un barco a la deriva por el mar de tus sábanas, por el cielo de tus sueños. Navego sin rumbo fijo, atracando en los puertos de tu piel, levando anclas como suspiros. Voy y vengo con el vaivén de tus caderas y termino encallando en una playa desierta, donde me vuelvo náufrago de tu cuerpo.


Culpo al viento que mueve las olas que son tus manos y me hace sentir tan sola y envidiosa. Pero no me amedrento y me convierto en sirena para bucear en ti.

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