Es algo que no acertaría a expresar, mas estoy segura de que tú, como todo el mundo, abrigas una vaga idea de lo que hay, o debe haber, fuera de ti algo de tu propia existencia. ¿Qué valor tendría el haber sido yo creada si toda yo estuviese en lo que aquí ves? Mis grandes penas de esta vida han sido las penas de Heathcliff. Todas las he visto venir y las he sufrido desde el principio. Mi única razón de vivir es él. Si todo lo demás sucumbiera y él quedase, yo continuaría viviendo; pero si lo que quedase fuese lo demás y el desapareciera, el mundo me sería ajeno en absoluto, y yo no parecería siquiera de este mundo. Mi cariño por Linton es como el follaje en el bosque. El tiempo lo transformará, lo sé, como transforma el invierno los árboles. Mi amor por Heathcliff se asemeja a las rocas inmutables que están debajo: manantial de escasa alegría, aparentemente, pero necesario. ¡Nelly, yo soy Heathcliff! Está siempre, siempre, en mi alma; no como un gozo, puesto que no soy en todo momento un gozo para mí misma, sino como mi propio ser.
Cumbres borrascosas, Emily Brontë.
En cuanto leí Heathcliff empecé a ponerme nerviosa. Cumbres borrascosas siempre me arranca temblores, y no de satisfacción precisamente. Me gusta más, mucho más, la Jane Eyre de la otra Brontë.
ResponderEliminarY..., por otra parte..., tú...¿qué haces leyendo el Ulises? ¿De verdad, de verdad puedes con él?
Ambas lecturas han sido agradables, pero yo me quedo con "Cumbres borrascosas". Me ha gustado mucho más su trama, aunque estoy totalmente de acuerdo en que suscita temblores.
EliminarLa verdad es que no he pasado de la décima página de "Ulises". El motivo es que no he tenido tiempo, pero me he propuesto llegar al menos hasta la página treinta. Si continúo sintiendo que no puedo con él entonces se aparca hasta estar más curtida.
De hecho, ya tengo preparada una detectivesca de Eduardo Mendoza como agua tras el jarabe.