Intento dormir mientras oigo cómo ella llama a un taxi, directa otra vez a sus brazos. En el balcón él fuma y le ofrece una calada, copa de vino en mano. Ahora se van a la cama y mi estómago comienza a revolverse, aunque sé que todo está en mi cabeza. Pero ella comienza a tocar su pecho y él a desabrocharle el vestido. Oh, por favor, no puedo más, esto está matándome. Estoy perdiendo el control.
Celos. Voy tirando piedras al mar, nadando a través de nanas enfermizas que intentan calmarme, ahogándome con cada nuevo pretexto. Pero este es el precio a pagar, el destino está llamándome, abriendo mis ansiosos ojos. Porque soy el Sr. Optimista.
Hummmmm, ¿ficción?
ResponderEliminarUn juego.
Eliminarhttp://sandovalgab.blogspot.com.es/2012/06/el-cuento-de-la-cancion.html
¡Qué chulo!
EliminarMe ha gustado la idea.