jueves, 20 de septiembre de 2012

Mr. Brightside, The Killers.

Al fin salgo de esta prisión, y es que lo he estado haciendo bastante bien. Mi psicólogo dice que es normal deprimirse cuando uno lo quiere todo y no puede conseguir más que migajas. Sé que lo nuestro empezó con un beso, ¿cómo ha podido terminar así? ¿Cómo he podido terminar así? Fue sólo un beso, un jodido beso. Ahora no puedo sacarla de mi cabeza. 

Intento dormir mientras oigo cómo ella llama a un taxi, directa otra vez a sus brazos. En el balcón él fuma y le ofrece una calada, copa de vino en mano. Ahora se van a la cama y mi estómago comienza a revolverse, aunque sé que todo está en mi cabeza. Pero ella comienza a tocar su pecho y él a desabrocharle el vestido. Oh, por favor, no puedo más, esto está matándome. Estoy perdiendo el control.

Celos. Voy tirando piedras al mar, nadando a través de nanas enfermizas que intentan calmarme, ahogándome con cada nuevo pretexto. Pero este es el precio a pagar, el destino está llamándome, abriendo mis ansiosos ojos. Porque soy el Sr. Optimista.

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